viernes, 19 de diciembre de 2014

Las apariencias no curan

Hace tiempo unos cuantos tuiteros estuvimos debatiendo sobre la aceptación de los tatuajes dentro de un hospital. Salieron a la luz muchas ideas interesantes y me gustaría trasladarlas aquí.
Bien, la cuestión que os planteo es simple: cambia en algo la atención que proporcionas a tus pacientes si vas lleno de tatuajes, colmado de piercings, con el pelo de colores o una explosiva combinación de todas? Mi opinión es que no, como podréis imaginar. Si estás leyendo esto lo más probable es que coincidáis conmigo.
El caso es que mucha gente opinaba lo contrario, bastante más personas de las que me imaginaba. Por eso he decidido mover aquí el debate, exponer las dos posiciones y ver qué pensáis, en qué situación estamos.
Bien, la teoría es fácil: por muchos tatuajes que lleves, por muchos aros que te perforen la nariz, por muy estrafalario que sea el color de tu pelo, no vas a trabajar ni mejor ni peor no? Tus actitudes y aptitudes son las que son y están ahí.
Por otra parte, es la misma teoría la que nos dice que una de las necesidades básicas de un paciente es la seguridad y aunque nos pese, mucha gente, sobre todo mayor, no se siente segura/cómoda ante apariencias poco comunes.
Una de las cosas que dije aquel día fue que si una persona no debería tatuarse porque su trabajo se lo impide, una persona con la cara desfigurada por un accidente tendría el mismo problema. La gente me decía que eso no es lo mismo, que eso no es una elección. No sé.
Realmente importa eso? Por qué si algunas compañeras van con las uñas kilométricas y pintadas o el pelo suelto todas divinas no decimos nada y aquí sí?
Qué opináis?

5 comentarios:

  1. Creo que es una cuestión generacional.
    Yo también he tenido que aguantar, supongo que como tú, comentarios desagradables o poco acertados por parte de pacientes o familiares.
    Al final me quedo con que ya muchos pacientes me recuerdan con cariño como "la del aro en la naríz" y a mi me encanta!!.
    El trato, el cuidado y la profesionalidad es lo que habla por nosotros y no nuestra apariencia.
    Dejas de ser el enfermero tatuado y lleno de piercing que provoca rechazo al enfermero tatuado y lleno de piercing que les provoca una sonrisa.
    Como decía un anuncio por ahí...no es lo que tengo, es lo que soy ;)))

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  2. Yo creo que es cuestión de tolerancia y cultura de cada persona. A mi me tocó tratar a un paciente de un compañero solo porque éste llevaba un piercieng en la ceja, y el paciente no quería ser tratado por él.

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  3. Cuando uno se encuentra, de la puerta del hospital hacia fuera, tiene derecho a ir como quiera. No obstante, cuando uno está trabajando lo primero que tiene que hacer es pensar en el paciente, en qué necesita y cómo solucionarlo. Si la demanda social exige tener profesionales de la salud con presencia, eso es lo que hay que tener, porque eso es lo que les da seguridad. Es cierto que la humanidad “en general” juzga por las apariencias, pero es que si hacemos estadística, un gran porcentaje de gente que se tira por la mala vida se caracteriza por llevar dilatadores, piercings, tatuajes cantosos, el pelo de color rojo, etc. POR SUPUESTO que NO quiere decir que toda la gente sea así, pero es la imagen que tiene la sociedad. Por tanto, así como se le pide al paciente que entienda esto, también uno ha de ponerse en su lugar. Hay que entender que la seguridad que tiene el paciente en el hospital influye considerablemente en su proceso fisiopatológico y en su curación (si si, es como un placebo). Los profesionales de la salud que están trabajando y se encuentran ante pacientes que piden por favor que les atienda otra persona no han de luchar en la habitación, box, sala de espera, etc., con el paciente, pues la seguridad no se consigue dentro del hospital, sino fuera. Tened en cuenta que la generación presente ya vive en una sociedad menos reprimida y que cuando se haga mayor ya estará habituada y no le importará, es un modelo social que está cambiando, pero no podemos exigir a las personas mayores que han vivido otra época, que tienen su cabeza firme y rígida, que cambien drásticamente. Hay que tener paciencia y confiar que en el futuro todo esto será distinto.

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  4. Opino que debería dar igual que te atendiera una persona con toda la piel tatuada a que lo hiciera otra rubia con coleta.
    Lo importante es la CALIDAD de los cuidados, no la apariencia del cuidador.
    Es verdad que, como comentáis, la gente mayor se cree que las personas así no son de fiar, pero por ejemplo mi abuela, poco a poco, día tras día, se esta dando cuenta que eso no es así. Ella me dice que cuando ve gente así le dan "asco" no sabe explicar el por qué, como ya habeis apuntado es porque en la epoca en la que vivieron las personas con tatuajes o piercing eran llamados "quinquis" y se drogaban y acababan muertos a los 25 años.
    Esta en nosotros cambiar esa mentalidad, que SI SE PUEDE.

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  5. Nuestra profesión tiene una gran base en la confianza que pone el usuario en nosotros, depende del que tengas enfrente, tendras problemas por estar tatuado, o con rastas, o sencillamente por ser mujer o ser joven... son barreras que con tiempo y profesionalidad se pueden derribar llegando a construir una relación de ayuda con el usuario

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