Café.
Ducha, ropa , cepillo , pasta , colonia , mochila , móvil,
llaves , calle , parada , frío , autobús , bamboleo, bostezo , luna , frío ,
hospital .
Entrañables borrachines estirando el calor de un After
amenizan el trayecto al mismo, y me hacen plantearme muchas cosas.
En los vestuarios nos cambiamos todos juntos, la vergüenza
es un vicio no permitido en esta profesión.
Se habla del partido de ayer, del
nuevo vídeo friki de turno, de los que salieron ayer porque hoy
libraban, de cómo tenemos el día…y fichas, muchas fichas. Campos de fútbol de
fichas que, debido a nuestra ajetreada agenda, hay que soltar cuando nos vemos.
De blanco pringao , salimos a patear en los huevos al estrés
y el cansancio. Somos el ejército empijamado y estamos juntos en esto. Entramos
en planta y cambiamos el chip. Cambiamos las risas por las sonrisas, las bromas
por los las ganas y el pasotismo por el interés. Estamos en el otro lado.
Lo primero que haces al llegar a un nuevo día de prácticas
es escoger la enfermera que más te explique y aconseje y bla bla bla…..
MENTIRA!
Escoges a la que más te deje hacer, con supervisión y
consejo, pues es así como se aprende.
Por llegar un poco tarde, te sueltan la mítica:
-
Venga, que vamos retrasados, he empezado con las
analíticas y las curas, te he dejado los controles.
Uy mecachis pero qué considerada! Muy mamable por tu parte.
Qué le vamos a hacer, los controles son el “dar cera, pulir
cera” de los enfermeros no?
-
Y las tensiones a mano, que es más fiable.
Sí hombre! Y eso me lo dice la que monta un campo estéril
para luego usar guantes normales. Perra!
Da igual, son las primeras prácticas y tú dices que sí a
todo.
Café.
Poco a poco vas aprendiendo a moverte como pez en el agua.
Sacar sangre, poner vías o pautar sueros deja de ser un drama o un galimatías,
para convertirse en tu día a día. Se atisban los primeros brotes de tu forma de
trabajar. Intentas aprender todas las técnicas, pues cada maestrillo tiene su
librillo, para después terminar teniendo las tuyas propias.
Los tapones amarillos, gasas y compresor comienzan a ser
inquilinos habituales de tus bolsillos ( y permanentes en tu taquilla). Las
tijeras se convierten en uno de tus mejores amigos y descubres la infinidad de
utilidades del esparadrapo de papel (bendito sea). No entiendes por qué se
guardan en la misma caja los dos tipos de apósitos existentes (los que no se
pegan y los que no se pueden despegar). Una colección policromática de manchas
de mierda sirven como marcas de guerra en tu pijama, y como tu currículum
vitae.
Eres fuerte, cada vez más, y creces. Donde veías un drama,
ahora ves un problema por solucionar. Donde veías un problema, ahora sólo ves
trabajo y donde veías trabajo, ahora ves aprendizaje.
Café.
En los descansos se comenta la mañana . Para el cerebro,
café. Para el ánimo, chocolate. Para todo lo demás, tus amigos. Esas
interminables risas en la cafetería de personal con tus compañeros , con los
que compartes tanto, son la mejor energía para volver a planta con ganas.
Y el trabajo de espera, toneladas de trabajo. Siempre se
acumula cuando vuelves del descanso y algún día le daré una hostia a Murphy por
eso. Montañas de sueros se apilan a mi alrededor. Toneladas de medicación me
esperan y a veces me siento más como un camarero que como un enfermero.
Purgando sueros como tirando cañas, la mañana se pasa volando.
En los pocos ratos de descanso , en los que puedes sentarte
en el control, llega la supervisora (Murphy, te debo otra), y se inventa alguna
tarea tan importante e imprescindible que si no hay gente de prácticas no se
hace.
Pero bueno, se acaba por hoy. El día? No amigos, esto es
ENFERMERÍA, tenemos escasas 2 horas para comer y por la tarde a clase.
Bus, hambre, sed, sol, ascensor, casa, olla, agua, pasta,
cepillo, pasta, estrés, cansancio, mochila, clase, fichas, cobra, clase,
apuntes , estrés, nostalgia.
En una clase llena de columnas que nos tapan la vista,
nuestras caras nos delatan y consiguen que los profesores sean benévolos . Me pasan un papelito: cañas y póker al
salir de clase.
A eso de las 11 llego a casa. Sin cenar, sin ducharme y sin
haber estudiar para el examen de la semana que viene. No puedo dormir, he
tomado demasiado café. El sueño hará presa de mí mañana, pero sabemos cómo se
arreglará.
Café.
Que maravilla!
ResponderEliminarcomo estudiante de enfermeria me he sentido identificada con todos los capitulos al 95% (cada historia tiene sus matices jajaja) y tengo que decir que yo tambien vivo en pijama!!!
ResponderEliminar¡Hola! Me he sentido muy identificada con este blog, desde antes había tenido la idea de empezar uno y escribir experiencias como las que publicas y ahora me he animado todavía más que hasta ya empecé! Soy de México. Leeme cuando puedas http://peroquieroser-enfermera.blogspot.mx/
ResponderEliminarNo habría podido describirlo mejor la verdad...
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