“En
los albores de la tempestad...vuelvo a vosotros...”
Gandalf
Hola a todos, espero que estéis bien.
Hace ya más de un
mes que todo esto empezó y en mi cabeza aún está por asimilar.
Ella intenta restarle importancia, hacerme creer que la situación se
solucionará y todo volverá a la normalidad.
Sabemos que lo
conseguiremos, pero no cuánto tiempo necesitaremos, ni las
consecuencias que acarreará todo el proceso, pero saldremos
adelante.
Nos ha tocado
enfrentarnos a algo para lo que no estábamos preparados, y nos ha
obligado a improvisar. Ha tenido que ser un “bicho” venido de
China quien haya destapado (que no creado) carencias en todo nuestro
sistema de organización, medios e infraestructura (material y
moral.).
En todo este tiempo
hemos aprendido a apreciar el aire libre, el valor de la naturaleza,
la compañía de cualquier persona (o animal) e incluso del
ejercicio. Algunos incluso se han dado cuenta de que disponían de un
sistema sanitario digno que vela por su salud, así como de un grupo
de profesionales dedicados que se han formado para cuidar de ellos, y
han querido agradecérselo. Habéis querido agradecérnoslo, y tengo
2 mensajes para vosotros.
El primero es
simple: muchísimas gracias, os lo agradezco mucho!
Justo antes de que
el virus atacase yo atravesaba por una situación de desánimo con mi
trabajo. Las condiciones laborales a las que se nos ha sometido
durante años y las perspectivas de futuro disminuyeron
considerablemente mis ganas de seguir. Recuerdo que tras terminar un
contrato de 2 días mi supervisora en ese momento me preguntó qué
tal estaba. No era necesario contestar así que suspiré, la miré y
sólo supe decir ; “necesito un descanso”.
Soy un ejemplo claro
de las condiciones a las que nos someten día a día, mes tras mes,
nuestros gerentes y sobre todo políticos.
He superado los 30
años , acumulo cerca de 500 contratos (la gran mayoría de 1 día) y
he trabajado en practicamente todas las unidades que puede tener un
hospital.
Vivo pendiente de un
teléfono y cada vez que termino un contrato, suena. Se me ofrece “lo
que haya” y lo que hay nunca es bonito. Una extensa cantidad de
contratos menores de 10 días que estoy obligado a coger , o me
sancionarán durante 1 año. Ir día a día, semana a semana. 30
años y no sé si mañana podré ir al cine, si la semana que viene
podré ir a comer con mis padres o si dentro de 2 meses podré hacer
un viaje con mis amigos. De planes de vida, mejor, ni hablamos.
Empezaré en un
sitio nuevo, intentaré aprender a hacerlo lo mejor posible,
intentaré relacionarme con mis compañeros y en unos días me iré.
Lo que he aprendido se me olvidará, como se olvidarán mis
compañeros de mí, y volveré a ser el nuevo.
Empezaré en una
planta y me haré cargo de muchos más pacientes de los que debería.
Me pasaré una noche entera repartiendo medicación sin poder pararme
a hablar mucho con ellos y me iré por la mañana con dolor de
piernas, sin acordarme de sus caras y con la sensación de no haber
podido prestarles tanta atención como me gustaría, por ser
demasiados.
Puede que mañana
tenga que ir a Uci y tenga que repasar conocimientos porque hace
meses que no voy. Puede que alguna cama esté vacía y un supervisor
decida moverme a pediatría por ahorrarse contratar a alguien que
sepa, porque “vales para todo”.
Trabajaré noches,
festivos y fines de semana, no tendré vacaciones, días libres ni
permisos y rezaré para que si algún día enfermo, o me rompo una
pierna coincida con que tengo un contrato activo y tenga derecho a
baja.
Haré todo esto, o
lo hacía, siendo consciente de que mi trabajo era invisible a ojos
de los que mandan, a ojos de muchos pacientes incluso, pero ya no, y
a eso iba.
Gracias por los
aplausos, los ánimos en redes sociales o por la calle, las
mascarillas caseras, los cafés y chocolatinas gratis, y , sobre
todo, por quedarte en casa. He visto una solidaridad y apoyo a los
profesionales sanitarios como nunca antes, me ha reconfortado y me ha
hecho recuperar el ánimo y recordar por qué decidí dedicarme a la
salud.
Seguiremos.
Segundo mensaje, el
más importante.
Más que mensaje es
una petición de ayuda y es simple: seguid ayudándonos y apoyándonos
cuando todo termine, o los políticos acabarán con nosotros. Ellos
son el problema.
Hemos estado durante
años gobernados por “personas” que han recortado los fondos
destinados a sanidad, privatizado instituciones y comerciado con la
salud de la población.
Cada vez nuestras
condiciones son peores, se nos carga más de trabajo y se limitan más
nuestros derechos, afectando directamente a la calidad de atención a
los pacientes.
Ha llegado una
pandemia y nadie supo establecer un plan de acción. En mi hospital
se nos puso a atender pacientes infectados sin formación ,
desconociendo totalmente los riesgos del virus, con material
defectuoso (o directamente sin material) y sin control . Los
trabajadores han tenido que organizarse por su cuenta para sacar el
hospital adelante. Diseñar máquinas para esterilizar las
mascarillas, aprovechar bolsas de basura para crear equipos de
protección...todo vale.
Han pasado cosas muy
graves que nada tienen que ver con la falta de medios:
- Se ha puesto a
trabajar a personal con mascarillas defectuosas CONSCIENTEMENTE y sin
avisarles.
- Han cesado
contratos firmados de compañeros porque ya no hacían falta, nos han
mandado a casa y los contratos han desaparecido. Ante la presión
social, han vuelto a contratar a esos compañeros alegando un error
humano, y nos han movilizado por todo el hospital.
- Se ha utilizado
personal sin formación en unidades especiales para no pagar ,
teniendo personal formado en sus casas. De la misma forma se ha
intentado que el personal contratado doblase jornada , todo por no
contratar personal.
Podría estar así
hasta mañana, pero no quiero alargar esto demasiado. Resumamos todo
en que necesitamos vuestra ayuda. Cuando vuelva la normalidad, no
olvidéis que estuvimos y estaremos aquí. Cambiemos los aplausos en
balcones por gritos en plazas, y aseguremos una sanidad digna y de
calidad.
Ayudadnos a cuidaros
mejor. Parafraseando a Enfermeiras Eventuais en Loita , cuando todo
esto acabe:
“Coida a quen
te coida”