(Antes de nada, hoy es el día mundial contra el cáncer de
mama. Como persona cercana a casos de esta enfermedad, todas las palabras que
yo pueda decir se quedan cortas para describir la valentía de las personas que
luchan contra ella . Mi más enérgica enhorabuena y ánimos para las que peleáis
con ello, sois la puta hostia ;) )
Vamos pallá
Nunca habéis tenido una idea clara en la cabeza, pero
teníais tantas formas de explicarla y tantas ideas que os bloqueáis y no sabéis
por dónde empezar? Pues eso me ha pasado con esta entrada.
Una de las preguntas que más me hacen mis amigos muggles
(véase, no sanitarios) sobre mi trabajo es : cómo haces para que no te afecten
las cosas que ves en el hospital? Cómo puedes no deprimirte ante tal espiral de
desgracias? La respuesta es fácil : no puedo.
Verás, la relación que existe entre una enfermera y sus
pacientes es complicada. Cómo explicártela?
Cómo explicarte lo que es el dolor, si no ves a gente buena
morir cada día de las formas más injustas?
Cómo explicarte lo que es el sufrimiento, si las lágrimas de
unas niñas llorando porque su madre en coma jamás volvería con ellas no te han
taladrado el alma?
Cómo explicarte lo que es la esperanza, si no has visto a un
niño nacer, y lo has sostenido sanguinolento para dárselo a su madre cambiando
su vida para siempre?
Cómo explicarte lo que es el valor, si personajillos pálidos
sin pelo luchando por su vida no te demuestran más fuerza que cualquier persona
que hayas visto jamás?
Cómo explicarte lo que es la vida, si no aprendes a
valorarla cada día más enfundado en un pijama?
Cómo proporcionar a tus pacientes unos cuidados de calidad,
que realmente ayuden a cuidarlos, sin caer en la puta despersonalización que
atrapa a muchos enfermeros?
Siempre he defendido que la enfermería es una profesión
bidimensional, y que para llegar a ser bueno tienes que dominar los dos planos,
alcanzando un equilibrio entre ellos.
El primero es el plano técnico. Claro que sí, poseer unos
conocimientos científicos adecuados en x ámbitos es totalmente necesario, y es
lo que nos diferencia de un simple cuidador. Es también relativamente fácil.
Los conocimientos prácticos se aprenden, antes o después, con esfuerzo y tesón.
El segundo, y la piedra en el camino de muchos, es el plano
emocional. Como he dicho antes, no somos simples cuidadores, pero tampoco somos
científicos , ni los pacientes experimentos. Somos personas, y es complicado.
Este plano no te lo enseñan en ningún aula, nadie te va a entrenar para
soportar mejor las desgracias ajenas. No amigo, tendrás que ver mucha mierda
para aprender a manejarlo en mayor o menor medida, pero es cosa tuya. Verás a
gente morir, gente que ha estado a tu cuidado durante mucho tiempo, o gente de
paso. Verás a gente más joven que tú perder la vida sin razón, y a sus
familiares desesperarse por su pérdida. Verás mierda, montañas de mierda,
campos de fútbol de mierda, y aún así no lo dejarás. Sabes por qué?
Porque la muerte da paso a la vida, y muchos niños verán tu
cara al venir al mundo.
Porque las lágrimas de agradecimiento de una persona que tus
esfuerzos han ayudado a curar son una de las mejores cosas que te pasará en la
vida..
Porque mucha gente tendrá una segunda oportunidad, y tú, en
mayor o menor medida, serás partícipe de ello.
Porque has elegido esta profesión, sabías a lo que te
exponías y créeme, los beneficios superan con creces a los inconvenientes.
Y ahora viene lo difícil, el equilibrio.
Muchas personas, sobre todo las veteranas, llevan la profesionalidad
por bandera, sabiéndose hasta los prospectos y proporcionando al paciente las
mejores curas, el mejor tratamiento…etc. Sin embargo, no hablan con sus
pacientes, no respetan su intimidad o sus peticiones, no están ahí para ellos
más que como simples parcheadores. Sabéis quienes son? Exactamente los mismos
que se refieren a sus pacientes por el número de su habitación.
El extremo contrario es exactamente la misma mierda, de nada
te sirve ser la Madre Teresa si cambias el sistema de una vía cada 10 días.
Personalmente intento buscar el equilibrio. Es difícil, y
creedme, cada vez lo será más, pero eso no me importa.
Sé que el sistema sanitario español nos adjudica demasiados
pacientes y no hay tiempo para todo.
Sé que se valorará igual mi trabajo haciéndolo bien que mal.
Sé que hay mucha “vaca sagrada”, más antigua que el viento,
que refunfuñará por mi manera de hacer las cosas.
Pero me da igual.
Me da igual porque sé que, en el momento en que deje de
buscar el equilibrio, en el momento en el que deje de ser ENFERMERO para ser un
mero dador de pastillas, un pinchador, sabré que ya no sirvo para esto.